La Muerte, Capítulo 1

2024-10-02

Mario Iván Gallo

La Muerte, Capítulo 1

Primer Capítulo de la conferencia “La Muerte” de Mario Iván Gallo a su grupo de Segunda Cámara. Puedes escuchar la conferencia completa haciendo click aquí.

 

Vamos hoy a retomar un poco este asunto de la muerte, pues ya hubo muchos festejos, flores, altares, danzas, y la pregunta es: después de todo esto, las multitudes, las masas, compuestas por hombres, mujeres, niños, ancianos, jóvenes ¿realmente hay una comprensión de lo que es la muerte? Después de tomarse un buen chocolate con un pan de muerto ¿la agudeza de la comprensión de la muerte opera en nosotros? 

Las tradiciones son eso, tradiciones.

Qué es lo que debe llevar un altar de muertos y por qué?

Ahora viene la Navidad, otra tradición, y habrán muchos tamales, mucha comida, muchas luces, muchas cosas que se pueden comprar y vender, y pasará la Navidad, y la pregunta inquietante es:

¿habrá alguien en esas masas humanas que logre comprender el gran significado de lo que es la Natividad o la Navidad? 

Y así pasan los años, y así pasa el tiempo, y creyendo saber, no sabemos. La muerte creo que es uno de esos misterios que se estudia con tanta profundidad como se estudia el misterio de Nemillistli, la vida. Miquistli es la muerte y Nemillistli es la vida.

Qué extraño es el hecho de que, sabiendo que no pertenecemos a este mundo, sabiendo que venimos del mundo de los muertos, y que regresamos al mundo de los muertos, aún así, pocas personas sientan la inquietud de saber lo que es realmente la muerte. A un altar de muertos se le coloca la foto del difunto, pero esa foto es la imagen de su personalidad, y entonces lo que allí se coloca, cosas que usó el difunto, joyas, comida que le gustó en vida, eso es algo que viene a buscar el difunto, sí. Porque esa es la idea, celebrar la muerte es atraer los muertos.

Y entonces, ¿quién se acerca al altar? ¿Será el espíritu? ¿Será el alma? ¿Será el cuerpo etérico? ¿Qué es lo que se acerca al altar? Obviamente un fantasma sombrío, que tiene la imagen del cuerpo físico, y que se llama personalidad. Del latín personata, que significa máscara o fantasma, la palabra correcta es máscara. La personalidad es lo que se acerca al altar de los muertos.

En ella están las tradiciones, están los gustos gastronómicos, está la ropa, la moda, los apegos, atracciones y repulsiones que tuvo en vida. Así que es la personalidad la que se acerca, y como un fantasma, porque así viene, efectivamente se acerca y consume la parte etérica de esos alimentos, realmente lo hace. ¿Y cómo se acerca la personalidad? Como ella es un espejo, es decir, ella espejea el cuerpo físico, y entonces si el cuerpo está en un panteón pudriéndose, obviamente la personalidad espejea aquello y adopta la putrefacción del cuerpo físico.

Y entonces ese espectro fantasmal es lo que se acerca a los altares de los muertos, a su altar con su foto. Se está llamando a Juan González, obviamente va a acudir Juan González. El espíritu se es y el alma se tiene.

El alma es luz y si la luz se tiene, esa luz se alimenta de luz. Eso debe de comprenderse, ahora que todavía estamos entre los vivos y que nos sentimos tan seguros teniendo este cuerpo físico y esta personalidad y esta profesión y esta familia y nos sentimos seguros. El alma se alimenta de luz y si a un altar le ponen cuatro elementos, los cuatro elementos integraron un cuerpo, fuego, agua, aire y tierra.

Siempre es una referencia a la materia, al cuerpo y a la personalidad. Compréndase muy bien esto. En nuestros estudios buscamos la luz y desarrollar la luz.

Dedicamos a la personalidad su destino y lo que tiene que hacer, pero obviamente buscamos tener luz e incrementar esa luz. ¿Ustedes creen que el alma va a buscar un pedazo de pollo, se va a tomar un tequila, un guacamole? Esas son cosas de la personalidad.

Compréndase bien, hay que hacer las debidas separaciones de las cosas y es raro, pero se percibe en el ambiente, realmente se percibe a los muertos y a los vivos conviviendo. Efectivamente pasa. Y entonces las personalidades de los vivos, energéticamente aunque sea, conviven con las personalidades de los muertos.

Cuando llamas a alguien, él viene, pero ¿qué es lo que viene? ¿Quién asiste cuando se le invoca a un muerto? ¿Qué parte de ese muerto llega cuando se le llama? 

Así que llegado un momento, los humanos de todos hacemos un circo, nos gusta eso y le llamamos tradición. ¿Qué te gustaría a ti que estás aquí presente cuando estés muerto? ¿Te gustaría un altar? ¿Te gustaría que te llamaran? ¿O preferirías disolverte en el vacío, en la luz de Amitabha? ¿Cuál es tu tendencia? ¿Cuál es tu inclinación?

En mis manos tengo el libro tibetano de la vida y de la muerte, esta edición de Soryal Rinpoche. Rinpoche es un individuo que recuerda sus vidas pasadas, así se estudia por cada individuo que es un Rinpoche, es un individuo que se le reconoce como alguien que recuerda vidas pasadas.

Y tengo esta otra edición del libro tibetano de los muertos, ya es una edición más síntesis y está mucho más elaborado. Los tibetanos, los asiáticos, budistas, los egipcios con el libro de las revelaciones, y los aztecas y mayas con grandes libros que tenían sobre la muerte, grandes códices, ellos estudiaban todo esto. Por eso en México se conserva esa semilla cultural de la muerte, porque antiguamente los mexicanos eran instruidos en la muerte, en prepararse para la muerte, realmente para ellos era algo serio y real, para nosotros ya no lo es, porque creemos que no vamos a morir, esa es la realidad, y estamos tan hipnotizados, tan hipnotizados que decimos, yo estoy joven, yo no voy a morir.

Y el anciano dirá, pues tampoco me interesa la muerte, porque pues ya casi la deseo, ya estoy en este cuerpo achacoso, y ya me quiero morir y que Dios tenga misericordia de mí. Pero nadie se atreve a estudiar en sí lo que es la muerte. Así que es un hecho antropológico, cultural, histórico, de que las razas antiguas, los egipcios, los tibetanos, los mayas, los aztecas, etc., realmente se preparaban para la muerte.

O sea, era así, la muerte participaba de su vida, y por eso en el arte hay muchas expresiones de lo que es nemilistli la vida y miquistli la muerte. Pero realmente se preparaban. Yo me pregunto a mí, Mario Iván, ¿tú te estás preparando para la muerte?

Les pregunto a ustedes, ¿ustedes realmente se están preparando para la muerte? Respondan esa pregunta. 

Observen esto. De algún lugar venimos, antes de que el ángel de Navidad conecte el cordón Antakarana del fantasma del muerto allá a ese, digamos, zoospermo que habrá de fecundar el óvulo y comience la mitosis, y a formarse el cuerpo.

Antes de eso en algún lugar estabas. La pregunta es, ¿dónde? No llegas directamente del treceavo cielo de Anáhuac, del Aín. ¿De dónde vienes? Vienes del mundo de los muertos.

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Y vas a regresar al mundo de los muertos. ¿Se te hace eso agradable, trascendental? ¿Te gusta esa idea? Bien decía el maestro Jeshua: 

Dejad que los muertos entierren a sus muertos. Dejad que los muertos entierren a sus muertos. Pero tú sígueme y busca la luz. Porque yo soy la luz de este mundo

Así que pasa el día de los muertos y vuelve la pregunta inquietante. De tantas multitudes caminando, en tantos lugares, celebrando el día de los muertos, conviviendo con personalidades en las calles, en las casas, de gente que está muerta. Porque realmente eso es real. Es real.

Entonces ¿tú ya estás preparado para la muerte?

¿Quieres regresar al mundo de los muertos y reunirte con todos los muertos?

¿No es lo que pasa cuando alguien agoniza? 

Hay miles y miles de casos estudiados por Raymond Moody y la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross, de miles y miles de personas que clínicamente fallecieron y regresaron a la vida. Y cuentan sus experiencias de la luz, del túnel, del hecho de que cuando estaban allí en sus camas, en un hospital o en una casa, estaba el primo ahí parado en la puerta, estaba el papá sentado en la cama, el abuelo mirándolo en una silla, y hasta otra gente desconocida, allí en la habitación del hospital o de alguna casa. Y no es que en ese instante lleguen para llevárselo directamente al mundo de los muertos, no.

Llegan porque ¿saben? Aquí estamos. Vienes desde el mundo de los vivos y vas a ingresar al mundo de los muertos y nosotros estamos en el mundo de los muertos. 

¿Quiénes son los que llegan? Los fantasmas de los muertos.

¿Se te hace muy agradable eso? Tú dirás, es que es mi papá, y es mi mamá, y es mi primo, y son mis nietos, y voy a ser muy felices con ellos acá en el mundo de los muertos. ¿En serio? ¿Tú crees que eso es la felicidad? ¿No crees que la felicidad es encontrar a Dios dentro de ti? ¿Al Ser? Entonces, ¿a qué has venido al mundo de los vivos? Mejor no hubieras nacido. 

Observa bien todo esto que estamos explicando. Obsérvalo bien. Obsérvalo bien. 

Decía el maestro Jeshua, internamente el maestro Averamento, decía: en la casa de mi padre hay muchas moradas.

Si el alma ha despertado, pues despierta. Y seguramente puede irse alguna de esas moradas del padre. Algunas de esas moradas son del Rayo Crístico, y algunas de esas moradas son del Rayo Búdico.

Y entonces, como el alma sabe lo que pasa, lo que hace y lo que quiere, es obvio que es atraída a esos lugares. De hecho, hay muchos Budas, en ciertos estados búdicos, hay muchos Budas en esos lugares que no quieren venir al mundo físico, y no crean que son perfectos, dice el maestro. No son perfectos.

Tienen que venir, porque obviamente necesitan seguir su camino espiritual, pero no quieren venir, porque saben que si vienen a este mundo van a venir a el destino, y que tienen una alta posibilidad de que se puedan caer. Y entonces prefieren quedarse en esos lugares Nirvánicos. No quieren venir a este mundo.

Como dice el maestro, yo no he descendido de los mundos superiores para perder el tiempo, yo he venido a ayudarlos, he venido aquí para despertarlos, para ayudarlos, soy vuestro amigo. Así es. Pero aquí estamos como hipnotizados, como diciendo, ¿será? ¿Será cierto eso? ¿Será cierto todo esto? Y entonces el individuo entra con una especie de marasmo mental, anímico, y como que no entiende nada, como que nada comprende.

Dice: sí, todo esto está muy interesante, muy atractivo, pero yo como que no comprendo nada. Así es que nosotros vamos a regresar al mundo de los muertos. Y díganme ¿qué es el mundo de los muertos?

¿Hemos hablado con algún muerto? ¿Hemos estado en su mundo? Les pregunto, y me pregunto, ¿sabemos lo que es ese mundo donde hay múltiples transformaciones? Donde Pistis Sofía, atrapada sin haber despertado, está atrapada. Donde ya no usas la personalidad. Ni usas el intelecto como lo haces aquí. Ni tienes un cuerpo, ni sentidos. Y entonces, ¿qué tienes? ¿Qué es lo que eres? ¿Yoes? ¿Fantasmas? ¿Inclinaciones? ¿Tendencias? 

Lee por favor aquí. Vamos a leer esta parte del Bardo Todol. 

Bardo Thodol o el Libro Tibetano de los Muertos. Padmasambhava (Atribuido).  Libro en papel. 9788497168458 Cafebrería El Péndulo

Características de la existencia en el estado intermedio.

 

Oh, noble hijo, el poseedor de esta clase de cuerpo verá los lugares que le han sido familiares en la tierra, así como tus padres, del modo como los ve en los ensueños. Ves a tus padres, a tus amigos, les hablas, y no recibes respuesta de ellos. Entonces, viéndolos llorar, así como a tu familia, piensas, estoy muerto, ¿qué voy a hacer? Y sientes un gran dolor, cual ser sacado del agua y puesto sobre las brasas ardientes.

En ese momento, sentirás todo este sufrimiento, pero sufrir no te servirá de nada. Si tienes un gurú divino, ruégale, ruega a la deidad tutelar, el compasivo. Pero si sientes alguna atracción hacia tus parientes y amigos, esto no te será de modo alguno provechoso.

Por lo tanto, despréndete de ellos. Ruega al señor de la compasión y entonces ya no tendrás dolor alguno, ni terror al miedo. Oh noble hijo, cuando te veas empujado de aquí para allá por el viento, en perpetuo movimiento del karma, del intelecto, falto de objetivos sobre el cual reposar, será como una pluma arrastrada por el viento, corcel del gran aliento.

Sin cesar, involuntariamente vagarás. A todos los que lloren, les dirás: aquí estoy, no lloren, pero como no te oirán, pensarás, estoy muerto. Y en ese momento, te sentirás desgraciado.

Pero no lo seas por esto, habrá una luz gris de crepúsculo, de noche, de día, en todo momento. En esa especie de estado intermedio, permanecerá una, dos, cuatro, cinco, seis, o siete semanas, hasta el día cuarenta y nueve. Se dice por lo general, que las miserias de Cispa Bardo, son sufridas aproximadamente durante veintidós días, pero a causa de la influencia determinante del karma, no es posible asegurar la duración de este periodo.

(Fin del extracto del Bardo Thodol)                         

La separación de este cuerpo no es nada fácil, es obvio que la parte anímica del muerto seguirá buscando al cuerpo. Y si está en un panteón, imagínense el sufrimiento de esa alma, en un cuerpo en estado de putrefacción. Por eso es tan importante incinerar el cuerpo, en un acto de compasión, incinerar el cuerpo.

Escúchalo bien, es un acto de compasión, para que el alma ya no busque ese cuerpo. El cambio es abrupto. Tan abrupto es que muchos muertos no reconocen que están muertos.

Déjenme recordarles esta experiencia que narra el maestro en uno de sus libros. Muere un padre de familia y una de sus hijas estaba en un lugar retirado y no alcanzó a llegar en la agonía de su padre. Y entonces ella, pues ahí estaba haciendo el funeral, el velorio, y pues llegó cansada y vio a su padre vivir el dolor, el sufrimiento, y se sentó en un sillón y ya se durmió.

Y como en el mundo de los sueños es el mismo mundo de los muertos, ella ve a su padre, que está allí en ese lugar donde estaba velando, y ve a su padre que entra, y con el hábito que él tenía de meterse las manos en las bolsas, siempre se metía las manos en las bolsas, y su padre se acerca y le dice a su hija: 

Hija, ¿quién se murió? 

Y entonces la hija le dice: pues ¿tú? 

Dice: no, yo no estoy muerto. 

Y ya la hija despierta, regresa a su cuerpo físico, y ya pues transmite la experiencia a la familia. 

Como el cambio es tan brusco, y como casi nadie, a pesar de sus tradiciones, casi nadie le importa, así literal, a casi nadie le importa la muerte, y tampoco la vida, no crean que digo: ¡ay, este vive  muy intenso y le importa la vida! No es cierto, no es cierto, o sea, es una farsa en que se vive.

Así que, el cambio es abrupto, no, es muy violento, no es nada apaciguador, no está lleno de paz, ni de belleza, ni de amor, es un cambio muy fuerte. Y el Maestro habla de, efectivamente, de muchos casos, da muchos ejemplos en un libro que se llama Más allá de la muerte, donde el muerto no se da cuenta que está muerto. Pasa mucho tiempo antes de que se dé cuenta que está muerto.

Entonces esas personalidades están buscando en el mundo de los vivos, diciendo, aquí estoy, y los vivos no le contestan, y ven que hablan, que lloran, y entran en sus casas, en el comedor, en la sala, en su cama, y dicen, bueno, hasta que poco a poco se va adaptando a su nueva condición de muerto. Así que imagínense si esto es algo agradable, nada más imagínenselo. Pero no se lo imaginen por ellos, sino por ustedes, imagínense en esa condición.

Y entonces, hay muchos apegos, el muerto está apegado a sus propiedades, a sus tesoros, a sus dolores, a su enfermedad, a esto, a aquello, al perro, al gato, y el caso es que esos apegos no le permiten, entonces, seguir, digamos, los pasos en esos Bardos de la Realidad en Sí. Y eso es mucho sufrimiento, hasta que, como dice el bardo, el individuo diga: 

¿estaré muerto? Dice, porque no me contesta, no me oye, yo sí los oigo ellos, sí los escucho, sí los veo, pero ellos a mí no me ven, ni me responden, ¿estaré yo muerto? 

Y es entonces cuando alguien que está fallecido, comienza a ubicarse como alguien que está muerto. Y como dice el Bardo Thodol, el intelecto, ese que usamos todos los días para supuestamente resolver nuestra vida y entender todas las cosas, es como una pluma que se la lleva el huracán del karma.

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Así que imaginemos una pobre pluma débil, llevada por vientos, tan frágil, tan volátil, y así se convierte el pobre intelecto, no entiende nada de lo que está pasando, nada, absolutamente nada. 

Ahora, si ese individuo fue preparado, y en su conciencia hay una comprensión de las cosas, y por eso dice, de hecho el Bardo Thodol dice: noble hijo fulano de tal, acuérdate de lo que se te enseñó cuando tenías un cuerpo, acuérdate del Dharma, del Gurú y del Sangha, lo dice el libro tibetano de los muertos. Acuérdate cuando estabas en el Sangha, en la comunidad, acuérdate del Gurú que te enseñó, acuérdate del Dharma, es decir, la enseñanza es el Dharma, recordemos lo que son las Joyas del Dragón, y se lo insisten, acuérdate de todo eso, y ponlo en práctica, ubícate, y es que allí no va a estar nadie, de aquí que me esté ayudando, nadie, vas a estar solo, eres tú, y lo que te pasa, y si no estás preparado, es evidente que te vas a llenar de terror, de indecible terror, no solamente por el hecho de haber perdido el cuerpo, sino por el hecho de no entender lo que está pasando a tu alrededor.

Y eso es que como andas en el mundo de los muertos, se ven, imagínense, imagínense el preludio del infierno, y entonces se ven todas las tendencias humanas reales, se ve la ira, la lujuria, los engaños, las traiciones, la violencia, la glotonería, se ve todo eso allí, y el pobre muerto, imagínense, viendo algo que no entiende, que no puede soportar, sentirá que está como un loco, ¿qué creen ustedes que ven los locos? Cuando están así temblando, porque literalmente algunos locos tiemblan, y se tapan la cara, y dicen, alguien está en la puerta y se está riendo de mí, dice que me va a matar, ¿qué creen que está viendo? ¿Será una alucinación creada por la mente? o será que ¿hay alguien real que está viendo el loco? y que con medicamentos para generar reacciones químicas cerebrales, le permitan que tenga cierta vida en su manicomio, pero él sigue viendo, y esa criatura, y otras criaturas, ¿y qué creen que pasa con el loco? No se cura, no se salva, él está viendo a sus propios yoes diablos, él está viendo a sus propias locuras. Eso que no quiso destruir, que no sometió a la aniquilación budista, que no le importó, eso es lo que pasa en el mundo de los muertos.

La realidad toda de la mente humana, se transparenta en el primer círculo dantesco, hasta que, por impulso de una ley, el muerto es arrastrado, por un huracán, se le conoce como el huracán del karma, y todo está oscuro, y aúllan los lobos de la ley, y el muerto entonces busca dónde esconderse, porque está lleno de miedo, porque nadie le enseñó cómo estudiar el miedo, ni vencer el miedo. 

Él se sentía seguro de su cuerpo, y con su intelecto, y su profesión, y entonces, lleno de miedo, buscará alguna cueva, de esas que tantas hay, porque la tierra astralmente es hueca, así como en el mundo físico es hueca, internamente la tierra es hueca, y entonces, se abrazará alguna de esas cavernas, y ahí verá a alguien, estarán copulando, un hombre y una mujer, se sentirá atraído más todavía en esa caverna, por esa pareja, que en un momento estará fornicando, y así se establece el renacimiento, el Bardo del renacimiento. 

Y esa caverna donde él entró, no es otra cosa que la caverna del vientre, de quien será su madre terrenal, porque el vientre de una mujer es oscuro, y es frío, como las cavernas de la madre tierra. Así que el muerto, después de tantos avatares, en el mundo de los muertos, regresará a una nueva matriz, el Ángel de la vida, habrá conectado su fantasma, a esa pareja, que allí en esa caverna, estaba fornicando, pero que estaba en una habitación del mundo físico, y es que nada está separado, lo interno y lo externo, no está separado, todo está debidamente unido. 

¿se dan cuenta ustedes, de la situación donde estamos? ¿se dan cuenta ustedes, de la condición humana que tenemos? ¿se dan cuenta del nivel de ingenuidad, de ignorancia en que vivimos? 

Por eso es tan urgente despertar, por eso los maestros lo insisten ¡despierta! pero despertar no es cambiar de ideas, es decir, tengo estas ideas, y ahora tengo estas, eso no es despertar.

Y así como esos detalles, como esos aspectos de la muerte, donde el muerto no se reconoce, donde ve al mundo de los vivos, y les habla y les ve llorar y todo, y siente un terrible, pues, compulsión, frustración, porque no puede hablar con la gente que está, que son sus seres queridos, no puede abrazarlos, nada, sin embargo, los yoes de los vivos, sorprendentemente, conviven con los yoes de los muertos, así trabaja el inconsciente y el infraconsciente humano.

Así que, mis estimados amigos, tanto dolor, tanta queja, tanto delirio ¿para regresar al mundo de los muertos? 

Y sin embargo, el Bardo Thodol, obviamente, contiene muchas más experiencias, muy especiales, de lo que significa la muerte.

Por lo pronto, aquí estamos, como animales intelectuales, cargando la pena de vivir. Aquí estamos. Aquí tenemos la enseñanza, aquí tenemos el Dharma, y, como siempre nos insisten: ¡Despierta!

Estar atento entre los desatentos, y estar despierto entre los dormidos, ese es nuestro camino.

Así que, ¿qué es la muerte? ¿Qué es la vida? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Hacia dónde realmente nos estamos dirigiendo ahora? ¿Hacia dónde nos estamos dirigiendo? 

¿De qué nos sirve participar de tradiciones durante 20, 30 años? Los que quieras. Y divertirte en todo ese relajo, si no sabes nada de lo que realmente es la muerte.

Y pasará. Y obsérvenlo. Y la gente olvidará todo el mundo de los muertos.

Y vendrá la Navidad, y te vas a divertir en la Navidad, y esperar la Rosca de Reyes, después el día de los enamorados, después esto, en el día de las madres, en el padre, etc. Y todo. Y así girará el tiempo. Con las muchedumbres de siempre. Así que, esa es nuestra invitación. Busquemos comprender lo que es la muerte.

Vamos a seguir dándole estudio al Bardo Thodol, para que todos busquemos entender lo que realmente es el misterio de la muerte. Y créanmelo, es un mundo de infinitas transformaciones. Créanmelo.

Yo creo que es muy importante que todos tengamos experiencias en el astral de lo que es ese mundo de los muertos. Ahí se ven los delitos, los traumas, los Yoes, las larvas, los pensamientos destructivos. Ahí, tú piensas, por ejemplo, que tienes un palacio y el palacio ahí está.

La gente, dice el maestro, que de su tumba hace una mansión. De su tumba hace una mansión. Porque la luz astral puede forjar lo que sea.

Proyecta todo, absolutamente todo. Así que imagínense la locura del bajo astral. Imagínense la locura de tantas mentes.

Y, sin embargo, es apenas la antesala de los mundos infiernos. Sin embargo, hay cosas y situaciones muy interesantes si el alma logra despertar. Pero ya lo estudiaremos la próxima ocasión.

Hasta aquí la reflexión de esta noche sobre la muerte. ¿Alguien quiere decir algo o preguntar algo?

            

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